Sin embargo, cuando todavía no habían pasado ni 2 minutos, Dani Fernández hizo saltar todas las alarmas resolviendo a la perfección un pase al corazón del área de Higón para establecer el 0-1 en el electrónico. Les mostramos esta magnífica vivienda ubicada en el corazón de Valencia, en la emblemática Finca de Hierro, junto a la Plaza de San Agustín, la estación del Norte y la Plaza del Ayuntamiento. Cualquier persona tiene derecho a obtener confirmación sobre si en VALENCIA BASKET CLUB SAD estamos tratando datos personales que les conciernan, o no. Casi una extravagancia para familiares y amigos, un deseo muy especial para la pareja: habían reparado que esta clase de pisos, ubicados en fincas levantadas durante los años 70, ofrecían unas posibilidades únicas si al buen ojo que les sirvió para identificarlo se añadía la brillante aplicación de su código arquitectónico. La empresa alemana se encargará de la camiseta del Valencia CF para la temporada 2019-2020 y la relación se prolongará durante los próximos años. Las imágenes serán custodiadas durante el plazo máximo de un (1) mes desde su captación. Posteriormente, en caso de ser necesario, mantendrá la información bloqueada los plazos legalmente establecidos, en todo caso, el plazo: de 5 y 10 años, o el plazo establecido por ley para cualquier acción que pueda devenir del tratamiento.
Desde fuera, ni siquiera se percibe su casa: el voladizo que remata el penúltimo piso del bloque evita el escrutinio ajeno. Encuentra en nuestro catálogo toda las equipaciones Valencia CF que se adaptarán a cualquier estilo, necesidad y exigencia. VALENCIA BASKET CLUB SAD No responde de la veracidad de las informaciones que no sean de elaboración propia y de las que se indique otra fuente, camiseta valencia por lo que tampoco asume responsabilidad alguna en cuanto a hipotéticos perjuicios que pudieran originarse por el uso de dicha información. El espacio donde se hace realidad ese intangible que su madre menciona a cada paso por su casa y que resume muy bien el espíritu de cuanto acabamos de ver: la palabra magia. No estarán ante la Real Sociedad y el objetivo de ambos será el de estar listos para la ida de las semifinales de Copa que se jugarán el miércoles o jueves de la próxima semana. Maderas lacadas en el interior congenian con otros materiales (laminados por supuesto en color blanco) y con la piedra natural del pavimento de la terraza: una apuesta espartana que ayuda al diálogo entre tipologías arquitectónicas para forjar el principio de convivencia que la pareja reivindica y que sirve para dotar de una vida adicional al salón, vecino del comedor y de la sutil cocina, otra de las sorpresas que confirman que esta casa no es lo que parece: el utillaje propio de esas otras funciones permanece camuflado, apartado de las miradas.
La casa se vertebra en torno a una especie de U, a partir del pequeño recibidor de la entrada. El resultado es muy llamativo, sorprendente: un rectángulo casi perfecto si se añade la azotea comunitaria a la que tiene acceso desde su vertiente sur, convertido en una caprichosa casa regida según las coordenadas propias de otros proyectos de la pareja de arquitectos. Desde el acceso opera una pauta simétrica para asegurar un elevado nivel de confort que María define con una palabra que pudiera desconcertar en principio: la palabra lujo. Miramos hacia el entorno inmediato y observamos lo mismo que María ya está viendo: el futuro Parque Central, un proyecto destinado a perfeccionar todo el entorno y concederle al barrio ese aire de vida familiar que ellos iban buscando cuando decidieron instalarse en este ático donde nada es lo que parece. Arquitecta de profesión, al igual que su marido, Fran Silvestre, María Massià reconoce que la decisión de reformar la antigua vivienda del portero tuvo bastante de insólita. El salón es a la vez porche, uno de tantos divertidos juegos que propicia el éxito de la reforma del piso. La importancia de la ventilación, por ejemplo, que aquí ejerce una influencia decisiva para entender la comodidad de que disfrutan los propietarios de la casa.
Difuminados con éxito los límites entre la idea de fuera y la idea de dentro, la experiencia de vivir salta de un lado a otro de la casa de manera natural, seguramente como querrían los maestros fundacionales de la arquitectura, quienes además aprobarían los hallazgos en materia acústica y térmica. Repensar la manera de vivir. Lleva razón. Desde luego, vivir aquí es un lujo. Una torre fortificada. Desde luego, todo el conjunto ofrece esa impresión de fortaleza. Un trampantojo. El castillo, la torre, la fortaleza de la pequeña Martina. Una fortaleza placentera, invisible tanto para el paseante que camine junto a la puerta de entrada, como para quien se sitúe enfrente y sólo vea asomarse al exterior la parte superior de la cubierta. Un lujo alumbrado por una serie de atributos que a menudo desaparecen de la lógica constructiva y que remiten a un modo distinto, antiguo pero moderno, de entender la arquitectura. El ingenio de la buena arquitectura, al servicio de una vivienda de lujo emboscada donde menos se espera. Aunque Carlos Parra añade que estas viviendas vacías no solo se encuentran en los pisos bajos, también existen muchas ubicadas en áticos: “Antiguamente, las últimas plantas acogían las peores viviendas; no tenían ascensor y eran menos valiosas, por lo que se utilizaban como trasteros o para el servicio.